El verdadero significado de «Born In The U.S.A.»
Por Javier Yuste González
Durante el transcurso lento de una tarde lejana, que debió suceder hace más diez años, un cínico de sonrisa ancha y cuadrada, con ínfulas de hidalgo extraído de una obra de D. Francisco de Quevedo, un autoproclamado maestro en el desprendido arte del sarcasmo, me hizo diana de sus dardos nada más entrar en mi despacho e identificar que los altavoces de mi equipo transmitían, con tullida fuerza, los primeros acordes de «Born In The U.S.A.», de Bruce Springsteen. Como animal de costumbres sólidas no tuvo mejor forma de aliviar un exceso de saliva en su boca que tratar de herirme con su soporífera cantinela americanofóbica; y lo hizo de la siguiente suerte:
—¡Ah! Es que eres todo un patriota.
Rubricó su diario y necesario ejercicio de justificar su mera e insustancial existencia riéndose de su propia gracia. Bien pude dejarlo pasar, olvidarlo, pero cada vez que se pasea por aquí el amigo Bruce Springsteen, girando como un loco y entonando su vasta discografía, no puedo hacer nada para frenar esta oleada de recuerdos.
¿Se lo debería perdonar? No sé. ¿Debería arrancar a ese pazguato de su garrafal error? Lo haré si hace el esfuerzo de leer este artículo, cosa que dudo.
Soy filoamericano, lo reconozco. Quizá por ello sea pleno conocedor del verdadero mensaje contenido en «Born In The U.S.A.», que, aunque lo pusieran a toda mecha para despertar a los confinados en el Campamento X-Ray de Guantánamo, poco o nada tiene que ver con el orgullo patriótico estadounidense. Incluso a los angloparlantes se les ha escapado su significado desde que se publicara el Lp de idéntico título en 1984, estando Ronald Reagan a la cabeza de todos ellos.
«Born In The U.S.A.» no trata en absoluto del orgullo americano, sino de la vergüenza americana. Springsteen acusa no solo el frío recibimiento que se había dispensado a los soldados a su regreso de Vietnam, sino el lacerante desprecio hacia los veteranos de esa guerra por parte de la sociedad en conjunto y la Administración pública en particular. Y es una canción dedicada a los hijos de la América obrera que tuvieron que servir en masa en esa lucha por detener el dominó comunista en el Sudeste asiático.
Por ello y más, es una de las canciones peor interpretadas de la Historia del Rock.
Abre la pieza un pujante acorde de batería, totalmente improvisado en las sesiones de grabación por Max Weinberg, y bien pronto, si afinamos el oído, Springsteen nos comienza a hablar en primera persona de un hombre nacido en el seno industrial del país, con una vida nada fácil, a quien le pusieron un fusil en las manos y lo enviaron a un país extranjero para matar a todos los gooks que pudiera. Sigue cuando el hombre regresa a The World y busca trabajo sin éxito nada más presentar su identificación de veterano; recuerda a su hermano muerto en Khe Sanh y la foto de éste junto a su novia de Saigón.
El hombre de Springsteen deambula por penitenciarías y por otros lugares, quemando su vida, sin saber a dónde ir.
A pesar de la impronta rockera y de himno de «Born In The U.S.A.», retrata un desgarro dentro del autor acerca de una realidad patética y aborrecible que aparece allá donde plante la mirada. El Síndrome de Vietnam, que no es otra cosa que el síndrome por estrés postraumático, pero acuñado de tal modo por Henry Kissinger, es algo que queda entre líneas en la pieza de Springsteen y que retrata a esos 750.000 militares con problemas psicológicos que no encontraban trabajo o, lo que es peor, solo un montón de cartón con el que protegerse por las noches y una botella dentro de una bolsa de papel con la que emborracharse y vivir un día más.
Desempleo, secuelas físicas de todo tipo, demencia, alcoholismo, drogadicción… La sociedad norteamericana repudió a sus hijos, muchos de los cuales, aunque regresaron de una pieza, se veían incluso inútiles para mantener a sus propias familias, pues procedían de las zonas industriales y rurales, con un acceso limitado a la educación. Esta poderosa canción trata de todo esto y no ha sido debidamente valorada, como tampoco la película Acorralado, que creó el icono de Rambo con Sylvester Stallone poniéndole rostro, y que no es más que un agónico aullido de dolor y rebeldía contra el maltrato y la incomprensión hacia los veteranos de una guerra cruenta como pocas.
En origen titulada «Vietnam», nace del encuentro de Springsteen con el autor de la novela Nacido el 4 de Julio, el veterano de guerra Ron Kovic (por el cual el cantante no renombró la canción, pero sí al parecerle mejor el título de la película que estaba preparando su amigo Paul Schraeder); pero también del recuerdo de la muerte el 22 de octubre de 1967, en Quang Tri, de Barton Bart Haynes, compañero de la banda The Castiles, donde tocaba la batería y a quien The Boss ha evocado a lo largo de muchas entrevistas. La experiencia con Kovic y la pérdida supurosa de Haynes, animó a Springsteen a entrevistarse con otros veteranos de Vietnam y, recopilando sus historias, fue creando el cuerpo de una canción de escasos versos, pero potente y amarga como el espíritu que domeña al Lp Nebraska, irónica pero heroica; de señalar con el dedo acusador a una sociedad aviesa y desentendida, y de ensalzar a hombres y mujeres que habían dado lo mejor de sus vidas en el otro extremo del mundo.
Hay quien da como inamovible la afirmación de que las letras de denuncia de Springsteen, con cierto aire político, son algo novedoso, de unos años para acá. Sin embargo, resulta cuanto menos peregrino no haberse dado cuenta cuando su anterior Lp, Nebraska, de 1982 (donde debería haber recalado originariamente «Born In The U.S.A.»), centra su atención en la situación del obrero americano y del hundimiento de la economía post crisis del petróleo. Quizá sí sea reciente ese tinte político de participación activa más allá de sus canciones y conciertos, pero no el de ser un narrador social como un Dickens con guitarra, camisetas sin mangas y bandana en la frente.
Springsteen siempre tuvo en mente la guerra de Vietnam. Una secuela física derivada de un accidente de tráfico le granjeó un informe médico que lo declaraba no apto para el servicio militar. La muerte de Haynes (anterior a su accidente) le empujó a involucrarse en los movimientos contra la guerra y así tuvo oportunidad de leer la obra de Kovic, pero también de involucrar a su amigo y productor musical John Landau y conocer a Bob Müller, presidente de Vietnam Veterans of América (VVA) desde 1978. Dicha asociación de veteranos recibió un fuerte espaldarazo por parte de Springsteen al transmitírsele las terribles condiciones de vida de muchos asociados, así como de la incapacidad administrativa para ayudarles. Por ejemplo, el músico donó a la organización gran parte de los beneficios de no pocos conciertos, como el que ofreció en Los Ángeles el 20 de septiembre de 1981. Y no solo dio dinero, sino que se convirtió en la voz de aquellos parias de guerra.
Himno rockero fundamental, «Born In The U.S.A.» no lo es tanto para la americana way of life. Si quiera cuando Ronald Reagan lo adoptó como tema de campaña y hasta hacía mención de Springsteen en sus discursos, todo ello sin el permiso del artista, a quien semejante liberalidad le hacía temblar de la rabia; más si cabe cuando la Administración Reagan resultó ser fatal para los veteranos del Vietnam afectados de síndrome por estrés postraumático, ordenándose la clausura de decenas de centros psiquiátricos públicos que conllevó a que las calles se llenaran aún más de personas sin techo y aquejadas de graves problemas mentales.
«Born In The U.S.A.» no es la única pieza compuesta por Springsteen dedicada al conflicto de Vietnam ni a la guerra en general.
Saludos