El ataque de los normandos y su expulsión
Los normandos u hombres del norte, conocidos en las fuentes musulmanas por “Machus” (“idólatras” o “adoradores del fuego”) aparecen por primera vez en el litoral atlántico de la Península Ibérica en 844. El año anterior habían tomado Nantes, Burdeos y Tolosa remontando los cursos del Loira, Gironda y Garona.
Los normandos hicieron un desembarco en la costa asturiana, cerca de Gijón, y luego otro en Galicia, a la altura de La Coruña. Habiendo sido rechazados en ambas ocasiones se dirigen hacia el litoral musulmán del Atlántico. El miércoles 20 de agosto de 844, una flota normanda compuesta por 108 barcos hizo su aparición en el estuario del Tajo. Los normandos desembarcaron en Lisboa y durante 13 días hubo duros combates hasta que se vieron obligados a reembarcar y dirigirse más hacia el sur. De este modo llegaron a la desembocadura del Guadalquivir, aquí algunos barcos se separaron de la flota y desembarcaron en el litoral de la provincia de Sidona, haciendo un reconocimiento del interior y ocupando el puerto de Cádiz. El grueso de la flota se internó por el Guadalquivir en dirección a Sevilla. En un primer momento anclaron el 29 de septiembre ante la isla fluvial de Captel, hoy Isla Menor. Al día siguiente realizaron un reconocimiento hasta Coría del Rio que fue saqueada y sus habitantes asesinados. Tres días más tarde, la flota normanda se presentó antes Sevilla que fue saqueada durante 7 días, luego volvieron a Captel para desembarcar el botín y de nuevo se presentaron en Sevilla que había sido abandonada por sus habitantes. Los normandos entonces trazaron un plan de campaña enviando contingentes de jinetes, con los caballos capturados en Captel, hacia el norte y oeste de Sevilla, puesto que se habían dado cuenta que más allá de Sevilla el Guadalquivir era apenas navegable y que sería muy díficil, por lo tanto, avanzar con sus barcos hacia Córdoba.
Mientras tanto, el emir se dispuso a rechazar la invasión normanda. Mientras reclutaba a los contingentes de todas las provincias del interior, envió una columna de caballería ligera que tomó posiciones en las alturas del Aljarafe. Una vez reunido el ejército, se avanzó contra los normandos que fueron completamente derrotados el 11 de noviembre de 844 en Tablada, 1.000 normandos murieron en la batalla y otros 400 capturados fueron ejecutados. Los supervivientes embarcaron y pusieron rumbo a Aquitania, realizando algunos intentos de desembarco en Niebla, en el litoral del Algarve y en Lisboa. En la región de Sevilla quedaron algunos grupos aislados de normandos que no pudieron embarcar y que se dispersaron al este y sudeste, por tierras de Carmona y Morón. Acosados por las tropas cordobesas, estos normandos tuvieron al final que rendirse con garantías de salvar la vida. Convertidos al Islam, se dedicaron, en el valle del bajo Guadalquivir, a criar ganados y a la industria lechera, ganandose la fama de reputados queseros, abasteciendo con sus productos a Sevilla y Córdoba.
La amenaza normanda impulsó a Abderraman a crear un sistema de vigilancia costera así como la renovación y ampliación de la flota.
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